miércoles, 12 de mayo de 2010

Adiós amor, hola tristeza (Micael Carranza)


Aquella muchacha escribía poemas, inspirada en la pérdida del amor verdadero. Lágrimas corrían e inundaban las hojas. Druidas, magos y hechiceros trataban de consolarla...
Pero sin ningún sentido.

El brujo del bosque se convierte en molusco para entrar en su corazón, con un fin; devolverle la sonrisa. Mientras él camina por su alma, cae una llovizna que mana de sus ojos.

Ella no quiere sonreír, suelta su abanico, entra en trance.

Como una amatista es su sueño, precioso y valioso. Su madre la cubre de glicinas para perfumarla.
El fuego consume las flores, el humo se esparce en la casa.
Desaparecen las raíces de todo rastro de vida.

Su amor con un aleteo y una azucarada sonrisa desaparece en el aire.

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